Las famosas auroras, Boreal y Austral (Borealis y Australis para los amantes del latín), se producen por la acción de partículas de alta energía que llegan a la atmósfera provenientes del Sol. Al acercarse a nuestro planeta, estas partículas interaccionan con el campo magnético terrestre, el cual las canaliza hacia los polos magnéticos norte y sur.
Allí, son aceleradas hacia abajo, y al llegar a altitudes en el rango entre 80 y 720 km (de 50 a 450 millas), las partículas colisionan con átomos de la alta atmósfera, produciendo gases excitados. Estas sábanas de luces pueden tomar muchos colores bonitos, y a menudo duran horas, danzando con gracia en los cielos polares.
La Tierra no es el único planeta en el que ocurren auroras; imágenes recientes de la sonda Galileo, en órbita alrededor de Júpiter, muestran claremente masivas auroras de varias veces el tamaño de la Tierra en las capas altas de la atmósfera joviana. A medida que estudiemos otros planetas en mayor detalle, más y más misteriosas y espectaculares escenas serán descubiertas.